Fragmento de Murió con un felafel en la mano, de John Birmingham


Una vez conocí a un tipo que solía masturbarse tanto que terminó encariñándose con su mano. Este tipo se encariñó tanto que empezó a hablarle, le puso una carita y la llamó Muriel. Después de un tiempo Muriel comenzó a hablarle también. Él empezó a maquillarla para embellecerla y le hizo vestiditos, y por la noche ella descendía y le hacía el amor loca y apasionadamente.
Bueno... una noche cerca de las 3 él se despierta temblando, sudando frío... y empieza a escuchar todos estos ruidos y gemidos viniendo del apartamento de al lado. El tipo baja la mirada hacia su mano... y no hay nada allí. Se fué. Sólo queda un muñón ensangrentado. él sale disparado del apartamento, y en el pasillo ve la puerta del vecino abierta; entonces mete la cabeza y ¿qué ve? En la cama, su mano, Muriel, toda maquillada y desnuda, haciéndole el amor a su vecino.
Una historia real.

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